26 de marzo de 2008

Música: Llan de Cubel

Queda namái soledá naquella ingrata patria.

IGNACIU LLOPE

¿Cómo estáis hoy?

Yo me siento algo nostálgico; algo mayor tal vez... tengo una tarde de éstas de sonrisa involuntaria y de lágrima furtiva, y me he estado acordando de aquello que viví durante unos días de vacaciones en Asturias, hace ya algunos años. José Luis tuvo la amabilidad de prestarnos su casa en Villaviciosa, y entre sus discos encontré algunos de Llan de Cubel, un conjunto folk basado en la música tradicional asturiana. El nombre del grupo fue escogido en honor al pico Llan de Cubel, entre los concejos de Cudillero y Pravia. Comparto en una tarde de éstas, que bien podría ser otra cualquiera, una hermosa canción titulada La casa gris, que el grupo incluyó en su álbum Un tiempo meyor (1999).

Espero que os guste.

Podéis echar un vistazo a la letra, así como a información adicional relacionada con el grupo (incluyendo su entrada en la wikipedia asturiana) accediendo a las siguientes páginas:

18 de marzo de 2008

El corazón aventurero


El guardabosque mayor
Goslar


"El inmenso bosque que atravesaba me resultaba familiar y extraño al mismo tiempo. Estaba formado por plantaciones de arboledas cultivadas regularmente que los fines de semana rebosaban de domingueros venidos de la gran ciudad, pero entre tales parques había dispersas islas de bosque virgen y sierras inexploradas. Me había adentrado en su corazón para buscar al guardabosque mayor, pues me había enterado de que pretendía eliminar a un adepto que había partido a la caza de la víbora azul.

Lo encontré en su pabellón de caza de inspiración gótica, que semejaba una armería. Todas sus paredes estaban tapizadas con trampas, ocultas completamente bajo cepos, nasas, redes, alambres y horcas de topos. Del techo colgaba una colección de lazos y nudos trenzados con pericia: un alfabeto enmarañado, donde cada letra estaba lista para la caza. Incluso el candelabro se ajustaba a esa instalación: sus velas aparecían clavadas en los dientes de un gran cepo con forma anular. Era de esa clase que en otoño se oculta por los senderos solitarios del bosque, bajo la hojarasca seca y que se cierra bruscamente, al más leve roce con un pie de hombre, hasta la altura del pecho, como una dentellada letal. Hoy, sin embargo, sus dientes apenas resultaban visibles, pues en honor de mi visita se había entrelazado en torno a ellos una corona de muérdago verde mate y de serba roja.

El guardabosque mayor se encontraba sentado tras una mesa maciza hecha con madera de aliso de color rodeno, que fosforecía en el crepúsculo. Estaba sacándole brillo a una serie de espejitos pequeños y giratorios, que en otoño se usan para atraer a las alondras. Tras darme la bienvenida, nos enredamos al instante en una animada conversación sobre el derecho de caza en las faldas donde habitan las víboras azules. Puesto que había observado que durante esa conversación modificaba, de vez en cuando, inadvertidamente, la disposición de los espejos para la caza de alondras, me mantuve muy alerta. En general, se comportaba de un modo muy extraño; durante largos periodos de nuestra disputa, en vez de replicar, se limitaba a sacar del morral varios tipos de flautas de reclamo, con las que piaba, bramaba y llamaba al corzo. Pero cada vez que la conversación daba un giro significativo recurría siempre de nuevo a una gran flauta de madera que silbaba como un cuclillo y emitía sonidos parecidos a los de un reloj de cuco. Comprendí que era su manera de reír.

Por muchas vueltas que diera nuestra conversación, regresaba constantemente al mismo punto. Siempre volvía a afirmar con insistencia:

-En mis bosques la víbora azul es lo más importante: atrae a mi coto a las mejores piezas de caza.

Y mis reiterados intentos por apaciguarle siempre resultaban vanos:

-Pero las pendientes donde vive la víbora azul nunca serán accesibles al ser humano.

Parecía que esa objeción le alegrara en particular, pues tan pronto como se la planteaba repetía casi sin cesar su absurdo reclamo de cuclillo. Puesto que Nigromontanus me había afinado el oído incluso para las figuras desusadas de la ironía, renuncié sabiamente a la réplica.

Así, discutimos durante largo tiempo sobre lo humano y lo divino con frases enigmáticas que a veces rayaban en un lenguaje de signos puros. Al fin el guardabosque interrumpió la disputa:

-Veo bien que usted está a mi altura en el dominó jeroglífico. Desde el Viejo Botafuego usted es el primer contrincante capaz de medirse conmigo. Pero ¡atrévase a subir alguna vez por la pendiente, y verá con sus propios ojos lo que se trama allí arriba!

De modo que me puse en camino, guiado a través de lo más profundo del bosque por la lejana voz de la gallina roja silvestre, representante de los animales heráldicos de la orden de los mauritanos. Cuando el sol estaba en su cenit, abandoné el bosque y me adentré en una hondonada calurosa y yerma, cuya superficie estaba completamente cubierta de cardos. Éstos eran de la especie sin tallo y dentada, como la rosa de los vientos que se denomina carlina angélica. La exigua lechetrezna se entremezclaba con los abrojos. Muchos senderos angostos e inmemoriales cruzaban en zigzag los matorrales. Las víboras azules cerraban el paso. Cuando vi a estos animales, me sentí muy complacido y pensé: "Ahí se ve enseguida cómo la vieja raposa ahorra en medios". Lo deduje de la circunstancia de que su cuerpo se había enroscado hasta formar un nudo corredizo cuyo significado sólo podía pasar inadvertido a quien todavía fuera un bisoño en semejantes tretas y enredos. A pesar de todo me agazapé tras un arbusto y permanecí al acecho toda la tarde, naturalmente sin ver a ningún ser humano.

Al caer la tarde apareció una mujer decrépita que llevaba una pequeña espátula en las manos. Se puso en cuclillas sobre una superficie despejada y trazó con su utensilio un rectángulo en el suelo, más o menos de la dimensión del tablero de una mesa. Después entró y de cada esquina sacó una paletada de tierra, hizo un conjuro y arrojó la tierra sobre sus hombros. Con cada lanzamiento el hierro de la paleta parecía brillar como un espejito.

Puesto que esa escena me llenó de una irresistible curiosidad, hasta el punto de olvidar completamente los nudos corredizos, me acerqué de puntillas a sus espaldas y le susurré al oído:

-Eh, buena vieja, ¿qué estás haciendo aquí?

Se dio la vuelta sin ninguna muestra de sorpresa, en cierto modo como si me esperase, me miró y me respondió entre murmullos con una risa ahogada que me heló la sangre:

-Hijito, no debes preocuparte; ¡vas a enterarte muy pronto!

Entonces, con una claridad espantosa, advertí que a pesar de todo había caído en las redes del guardabosque mayor. Y comencé a maldecir la astucia y la temeridad solitaria que me había enredado en semejante compañía, pues comprendí demasiado tarde que toda esa sagacidad sólo me había servido para volver invisibles los hilos de telaraña con que me había atrapado. ¡Sí, yo mismo era el adepto condenado a morir, el hombre destinado a la caza, yo mismo la pieza seducida por el reclamo de la víbora azul!"


Ernst Jünger (1895-1998)
El corazón aventurero. Figuras y caprichos. (1938)

16 de marzo de 2008

Música: Louie Austen

Feliz día y aún más feliz noche.

Hace ya algún tiempo escuché una canción fabulosa de Louie Austen que lleva por título One night in Rio. Me he acordado de ella y he pensado que no estaría mal compartirla con todos vosotros. La canción narra, de forma hilarante, la epopeya de un hombre al que el azar depoja y otorga. Espero que vuestro viaje se llene también de emociones.

13 de marzo de 2008

Poesía: Luis García Montero

HABITACIONES SEPARADAS


ESTÁ solo. Para seguir camino
se muestra despegado de las cosas.
No lleva provisiones.

Cuando pasan los días
y al final de la tarde piensa en lo sucedido,
tan sólo le conmueve
ese acierto imprevisto
del que pudo vivir la propia vida
en el seguro azar de su conciencia,
así, naturalmente, sin deudas ni banderas.

Una vez dijo amor.
Se poblaron sus labios de ceniza.

Dijo también mañana
con los ojos negados al presente
y sólo tuvo sombras que apretar en la mano,
fantasmas como saldo,
un camino de nubes.

Soledad, libertad,
dos palabras que suelen apoyarse
en los hombros heridos del viajero.

De todo se hace cargo, de nada se convence.
Sus huellas tienen hoy la quemadura
de los sueños vacíos.

No quiere renunciar. Para seguir camino
acepta que la vida se refugie
en una habitación que no es la suya.
La luz se queda siempre detrás de una ventana.
Al otro lado de la puerta
suele escuchar los pasos de la noche.

Sabe que le resulta necesario
aprender a vivir en otra edad,
en otro amor,
en otro tiempo.

Tiempo de habitaciones separadas.


LUIS GARCÍA MONTERO (1958)
Habitaciones separadas (1994)
http://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Garc%C3%ADa_Montero

8 de marzo de 2008

Cine: El Vientre del Arquitecto

Todo día tiene su noche.

Todo lo que se va regresa
, como dice el lema de los Hell Angels. Todo resulta en un mismo ciclo. La alegría se nos transforma de cuando en cuando en agonía. Comparto ahora una cautivadora videoedición de la película El Vientre del Arquitecto (The Belly of an Architect), dirigida por Peter Greenaway y estrenada en 1987.

La música es de Wim Mertens.

Cirque du Soleil: Alegría

Buen día,

Alegría. Así se llama este hermosísimo espectáculo del Cirque du Soleil, cuya conclusión podréis disfrutar visionando este vídeo. La Cantante Blanca es Francesca Gagnon.



Alegría es uno de los montajes más aclamados del Cirque du Soleil, y el más antiguo de los que continúan en gira (fue estrenado en 1994). Su principal temática gira en torno al uso y abuso del poder; también trata de las virtudes de la esperanza y la perseverancia. Por medio de un viaje iniciático a través de las tragedias de nuestro pasado y de las promesas de nuestro futuro, el espectáculo prueba a inspirarnos a ser mejores personas y a trabajar con y por nuestros iguales.

Dirección de creación: Gilles Ste-Croix
Dirección original: Franco Dragone
Diseño de producción: Dominique Lemieux
Composición musical: René Dupéré
Escenografía: Michel Crête
Diseño de iluminación: Luc Lafortune
Coreografía: Debra Brown

1 http://es.wikipedia.org/wiki/Alegr%C3%ADa_%28Circo_del_Sol%29
2 http://es.wikipedia.org/wiki/Cirque_du_Soleil

5 de marzo de 2008

Música: Sigur Rós

Hola de nuevo.

Siempre he querido viajar a Islandia. He oído que es un lugar fascinante. Algún otro buen día os hablaré de sus textos mitológicos, del cuento del lobo Fénrir y de Gléipnir, la cuerda mágica que fabricaron los enanos para atraparle. Pero hoy suena la música; música del color de Islandia, capaz de evocar sus ingrávidos paisajes.

La música que podéis decidir escuchar o descargar pinchando en el siguiente link es obra del grupo islandés Sigur Rós, sobre el que podréis encontrar información adicional en las páginas recogidas al final del artículo. La canción se titula Glósóli y fue incluida en su álbum Takk... (2005).

4 de marzo de 2008

Caída libre en tierra

Espero que vaya todo estupendamente.

Aquí tenéis un espectacular video (gracias, papá) en el que se muestra a un grupo de saltadores practicando la caída libre en el Sótano de las Golondrinas; un reto que acaba de pasar a engrosar mi lista de "cosas que hacer antes de morir".



El Sótano de las Golondrinas se encuentra en Aquismón, un municipio perteneciente al estado de San Luis de Potosí, en México (21º 36' 01" N / 99º 05' 56" W). Se trata de una sima de origen kárstico de unos 376 metros de profundidad; su abertura superior tiene alrededor de 60 metros de diámetro y el fondo de la sima unos 300 por 60 metros en su parte más amplia. Y ni una sola golondrina; el ave que da nombre al abismo es el vencejo.

¿Alguien se apunta?

http://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%B3tano_de_las_Golondrinas