9 de marzo de 2011

La vida errante

Interior de la Capilla Palatina de Palermo, por Pietro Pisani.


"[...] La forma de Palermo es muy singular. La ciudad, que se extiende en medio de un vasto circo de montañas peladas, de un gris azulado con algún toque rojizo, está dividida en cuatro segmentos por dos grandes calles rectas que se cruzan en el centro. Desde este cruce se ve por tres lados la montaña, allá a lo lejos, al fondo de inmensos pasillos de casas, y por el cuarto se ve el mar, una mancha azul, de un azul vivo, que parece muy cercano, como si la ciudad se hubiera precipitado sobre el agua.

Un deseo me acosaba el día que llegué. Quería ver la capilla Palatina, que según me habían dicho es la maravilla de las maravillas.

La capilla Palatina, la más bella que hay en el mundo, la joya religiosa más asombrosa soñada por el pensamiento humano y ejecutada por las manos de un artista, está encerrada en la compacta construcción del Palacio Real, antigua fortaleza construida por los normandos.

La capilla no tiene fachada. Cuando entramos en el palacio nos sobrecoge la elegancia del patio interior, rodeado de columnas. Una bella escalera de un cuarto de vuelta produce una perspectiva sorprendente. Frente a la puerta de entrada hay otra puerta que se abre sobre la pared del palacio y da al campo lejano, ofreciendo inesperadamente un horizonte estrecho y profundo: la cimbrada abertura parece arrojar nuestro espíritu a esas regiones infinitas y a sus ilimitadas fantasías, raptando la mirada y arrastrándola de un modo irresistible hacia el tejado azul del monte vislumbrado allá abajo, a lo lejos, muy lejos, sobre una vasta llanura de naranjos. [...]

Los hombres que concibieron y ejecutaron estas iglesias luminosas y sin embargo sombrías debieron tener una idea completamente distinta del sentimiento religioso que los arquitectos de las catedrales alemanas o francesas; y su singular genio se esforzó sobre todo en conseguir que la luz penetrara en esas naves tan maravillosamente decoradas de un modo que no pudiéramos sentirla ni verla, que resbalara sin apenas rozar las paredes y que produjera en ellas efectos misteriosos y cautivadores, de modo que pareciera proceder de las paredes mismas, de los vastos cielos de oro poblados de apóstoles. [...]


GUY DE MAUPASSANT (1850-1893)
La vida errante (1890)

La traducción es de Elisenda Julibert.

1 de marzo de 2011

Música: Neil Young

Johnny Depp como William Blake
en la película Dead Man (1995), de Jim Jarmusch.


Aunque me gustaría tratar de explorar un poco más el desconcertante concepto de infinito, aún no me siento capaz de sortear ese mismo desconcierto. Por eso me pongo a escuchar este tema de Neil Young, que de lo que a mí me habla es de inmensidad: para desdesconcertarme.


La banda sonora de la película Dead Man fue compuesta íntegramente por el músico canadiense, que quiso asimismo responsabilizarse de la producción (labor para la que contó con la ayuda de John Hanlon). Consta de trece cortes, siete de los cuales son temas instrumentales que incluyen a veces diálogos extraídos del film y otras veces fragmentos de textos de William Blake leídos por Johnny Depp. Fue publicado en 1996 por el sello Vapor.

El tema en concreto que os dejo contiene un fragmento, leído por Depp, del libro titulado The Marriage of Heaven and Hell:


[...] The ancient tradition that the world will be consumed in fire at the end of six thousand years is true, as I have heard from Hell. [...] the whole creation will be consumed and appear infinite and holy whereas it now appears finite & corrupt.

This will come to pass by an improvement of sensual enjoyment.

[...] If the doors of perception were cleansed every thing would appear to man as it is, infinite. [...]


([...] La antigua tradición según la cual el mundo será consumido por el fuego al cabo de seis mil años es verdadera; lo supe en el Infierno. [...] la creación entera será consumida y todo aquello que ahora nos parece limitado y corrompido aparecerá infinito y puro.

Esto sucederá mediante una superación del goce sensual.

[...] Si las puertas de la percepción fueran limpiadas, cada cosa aparecería ante el hombre tal como es, infinita. [...])


Abrazos.