8 de enero de 2009

Frío

Ilustración de Élena Nazzaro

Hola otra vez.

En casa, durante el invierno, hace mucho frío: no tengo calefacción y estas viejas ventanas de madera no cierran del todo bien. El aire de Enero se cuela por sus rendijas como la niebla amarilla de Eliot o aquella en la que, en ocasiones, solía transformarse el conde Drácula. Así que investigo; resuelvo informarme al respecto y tratar de buscar una posible solución al problema del frío.

La Real Academia Española contempla once acepciones probables para la palabra frío. La séptima de ellas recoge lo siguiente: "Sensación que se experimenta ante un descenso de temperatura.". La wikipedia coincide con la mayoría de los portales sobre ciencia y define frío como "la ausencia total o parcial de calor". Casi todas las páginas científico-prácticas hablan de frío refiriéndose a la sensación que experimentamos cuando perdemos calor.

Resulta curioso. Me pregunto si, tal vez, esté perdiendo calor en lugar de estar pasando frío. Perder calor es, sin duda, más molón que pasar frío. Suena más poético, más atractivo. Ahora ya no tengo frío; pierdo calor. Averiguo que "molón" está incluida en el diccionario de la RAE.

Busco "calor"; sólo tiene seis acepciones (el marcador está 11-6). La primera de ellas dice que el calor es la "Sensación que se experimenta ante una elevación de temperatura.". Nada que objetar; se me ocurre que si estuviera a veinte grados bajo cero y la temperatura se elevase un grado, hasta diecinueve grados bajo cero, no por ello experimentaría calor, desde luego. Pero entiendo que podría ser una falacia.

Wikipedia y portales sobre ciencia coinciden de nuevo, y definen calor como "una forma de energía asociada al movimiento de los átomos, moléculas y otras partículas que forman la materia". Según he podido leer, la temperatura de un cuerpo está directamente relacionada con su nivel de agitación molecular -a mayor agitación, mayor temperatura-, mientras que el calor es simplemente la energía necesaria para hacer agitarse a esas moléculas.

Así que, cuando sentimos frío, lo que en realidad sucede es que estamos perdiendo al menos parte de la energía necesaria para hacer que nuestros átomos, moléculas y demás partículas sigan agitándose o se pongan a ello.

Entonces me surge otra pregunta: ¿existe algún modo, disociado de cualquier artefacto capaz de emitir calor, de agitar nuestras moléculas? Es decir, ¿puedo hacerlo aquí y ahora?

Entonces leo que hay dos maneras de provocar la agitación de nuestras moléculas: la primera consiste, básicamente, en la transferencia de calor de un cuerpo a otro. Pero como en casa no hay ningún cuerpo (ni materia alguna) con una temperatura mayor que la mía, ni aparato que la origine, no me sirve. La segunda forma de agitar moléculas es por medio del trabajo mecánico (si tenemos las manos frías, podemos frotarlas rápidamente entre sí para hacerlas entrar en calor). Me froto las manos.

Aunque existen otros modos. Leo en otra página que hay diferentes tipos de energía que pueden transformarse en energía térmica (calor): la energía mecánica (citada anteriormente); la energía eléctrostática (mis maravillosos radiadores eléctricos que apenas calientan); la energía química (presente en los alimentos, y que es transformada en calor al consumirlos); la energía electromagnética (la luz del Sol); la energía nuclear ( ); y... el sonido.

Es de noche, así que me pongo algo de música y decido terminar la caja de polvorones. Creí que podría llegar a hacer magia, y he acabado medio sordo y con la boca seca.


2 comentarios:

Mary dijo...

Pues si al frío y a unas moléculas como las mías que parece ser que se fueron de vacaciones sin avisarme, le añades lo que la Wikipedia define como cantidad de vapor de agua presente en el aire (humedad ambiental),ni te cuento…jeje

Un abrazo,

María

Chinchi dijo...

A ver, las moléculas de María, que vuelvan ya, por favor.

;-)