28 de abril de 2009

Poesía: T. S. Eliot (II)

Retrato de Thomas Stearns Eliot en su estudio.
(Fotografía de Alfred Eisenstaedt para la revista Life)


The Waste Land

Nam Sibyllam quidem Cumis ego ipse oculis meis
vidi in ampulla pendere, et cum illi pueri dicerent:
Σίβυλλα τί θέλεις; respondebat illa: άποθανεϊν θέλω.


For Ezra Pound
il miglior fabbro


I. THE BURIAL OF THE DEAD


APRIL is the cruellest month, breeding
Lilacs out of the dead land, mixing
Memory and desire, stirring
Dull roots with spring rain.
Winter kept us warm, covering
Earth in forgetful snow, feeding
A little life with dried tubers.
Summer surprised us, coming over the Starnbergersee
With a shower of rain; we stopped in the colonnade,
And went on in sunlight, into the Hofgarten,
And drank coffee, and talked for an hour.
Bin gar keine Russin, stamm' aus Litauen, echt deutsch.
And when we were children, staying at the archduke's,
My cousin's, he took me out on a sled,
And I was frightened. He said, Marie,
Marie, hold on tight. And down we went.
In the mountains, there you feel free.
I read, much of the night, and go south in the winter.

What are the roots that clutch, what branches grow
Out of this stony rubbish? Son of man,
You cannot say, or guess, for you know only
A heap of broken images, where the sun beats,
And the dead tree gives no shelter, the cricket no relief,
And the dry stone no sound of water. Only
There is shadow under this red rock,
(Come in under the shadow of this red rock),
And I will show you something different from either
Your shadow at morning striding behind you
Or your shadow at evening rising to meet you;
I will show you fear in a handful of dust.
Frisch weht der Wind
Der Heimat zu.
Mein Irisch Kind,
Wo weilest du?
'You gave me hyacinths first a year ago;
'They called me the hyacinth girl.'
-Yet when we came back, late, from the Hyacinth garden,
Your arms full, and your hair wet, I could not
Speak, and my eyes failed, I was neither
Living nor dead, and I knew nothing,
Looking into the heart of light, the silence.
Od' und leer das Meer.

Madame Sosostris, famous clairvoyante,
Had a bad cold, nevertheless
Is known to be the wisest woman in Europe,
With a wicked pack of cards. Here, said she,
Is your card, the drowned Phoenician Sailor,
(Those are pearls that were his eyes. Look!)
Here is Belladonna, the Lady of the Rocks,
The lady of situations.
Here is the man with three staves, and here the Wheel,
And here is the one-eyed merchant, and this card,
Which is blank, is something he carries on his back,
Which I am forbidden to see. I do not find
The Hanged Man. Fear death by water.
I see crowds of people, walking round in a ring.
Thank you. If you see dear Mrs. Equitone,
Tell her I bring the horoscope myself:
One must be so careful these days.

Unreal City,
Under the brown fog of a winter dawn,
A crowd flowed over London Bridge, so many,
I had not thought death had undone so many.
Sighs, short and infrequent, were exhaled,
And each man fixed his eyes before his feet.
Flowed up the hill and down King William Street,
To where Saint Mary Woolnoth kept the hours
With a dead sound on the final stroke of nine.
There I saw one I knew, and stopped him, crying 'Stetson!
'You who were with me in the ships at Mylae!
'That corpse you planted last year in your garden,
'Has it begun to sprout? Will it bloom this year?
'Or has the sudden frost disturbed its bed?
'Oh keep the Dog far hence, that's friend to men,
'Or with his nails he'll dig it up again!
'You! hypocrite lecteur!-mon semblable,-mon frère!'

[...]


T. S. Eliot (1888-1965)
The Waste Land (1922)


La Tierra Baldía

En cuanto a la Sibila, yo la vi con mis propios ojos en Cumas,
colgada dentro de una botella. Cuando los niños le preguntaban:
"¿Qué quieres, Sibila?", ella respondía: "Quiero morir".


Para Ezra Pound
el mejor artesano


I. EL ENTIERRO DE LOS MUERTOS


Abril es el mes más cruel, hace brotar
lilas del interior de la tierra muerta, mezcla
la memoria y el deseo, estremece
las raíces marchitas con lluvia de primavera.
El invierno nos mantuvo calientes, cubriendo
la tierra con nieve de olvido, alimentando
un poco de vida con tubérculos secos.
El verano nos sorprendió, pasando sobre el Starnbergersee
con una cortina de lluvia; hicimos un alto bajo la galería de columnas,
y continuamos a la luz del sol, adentrándonos en el Hofgarten,
y bebimos café, y hablamos durante una hora.
De ninguna manera soy ruso; yo vengo de Lituania, yo soy un auténtico alemán.
Y cuando éramos niños, pasando una temporada donde el archiduque,
donde mi primo, él me sacó en un trineo,
y yo estaba asustado. Él dijo, Marie,
Marie, agárrate fuerte. Y para abajo fuimos.
En las montañas, allí uno se siente libre.
Leo, gran parte de la noche, y voy al sur en invierno.

¿Qué son las raíces que se prenden, qué ramas brotan
de estos escombros minerales? Hijo de hombre,
nada puedes decir, o adivinar, ya que sólo conoces
un montón de imágenes rotas, donde el sol golpea,
y el árbol muerto no ofrece refugio, ni el grillo consuelo,
ni la piedra seca rumor de agua. Sólamente
hay sombra bajo esta roca roja,
(ven bajo la sombra de esta roca roja),
y yo te enseñaré algo diferente, tanto de
tu sombra en la mañana avanzando a tus espaldas
como de tu sombra a la tarde creciendo para encontrarte;
yo te enseñaré el miedo en un puñado de polvo.
El viento sopla fresco
hacia la patria.
Mi muchacha irlandesa,
¿dónde te estás demorando?
"Tú me trajiste jacintos por primera vez hace un año;
ellos me llamaban la chica de los jacintos."
-Sin embargo cuando regresamos, tarde, del jardín de jacintos,
tus brazos llenos, y tu pelo húmedo, yo no podía
hablar, y los ojos me fallaban, no estaba
ni vivo ni muerto, y no sabía nada,
mirando en el corazón de la luz, el silencio.
Desolado y vacío el mar.

Madame Sosostris, famosa clarividente,
tenía un terrible resfriado, pero de todos modos
es conocida como la mujer más sabia de Europa,
con un mazo de cartas muy mordaz. Aquí, dijo ella,
está tu carta, el Marinero Fenicio ahogado,
(Perlas son estos que fueron sus ojos. ¡Mira!)
aquí está Belladonna, la Señora de las Rocas,
la Señora de las situaciones.
Aquí está el hombre de los tres bastos, y aquí la Rueda,
y aquí está el mercader con un sólo ojo, y esta carta,
que está en blanco, es algo que carga a la espalda,
que me está prohibido ver. No encuentro
al Colgado. Teme la muerte por el agua.
Veo multitudes de gente, dando vueltas en círculo.
Gracias. Si ves a la querida Mrs. Equitone,
dile que yo misma le llevo el horóscopo:
uno debe ser así de cuidadoso hoy en día.

Ciudad irreal,
bajo la niebla ocre de un amanecer de invierno,
una muchedumbre fluía sobre el Puente de Londres, tantos,
no tenía ni idea de que la muerte hubiera destruido tantos,
suspiros, cortos e infrecuentes, eran exhalados,
y cada hombre llevaba los ojos clavados un poco por delante de sus pies.
Fluían colina arriba y bajaban King William Street,
adonde Saint Mary Woolnoth daba las horas
con un sonido muerto en la última campanada de las nueve.
Allí vi a alguien que conocía, y le paré, gritando: "¡Stetson!
¡Tú que estuviste embarcado conmigo en Mylae!
Aquel cadáver que plantaste en tu jardín el año pasado,
¿ha empezado a retoñar? ¿Florecerá este año?
¿O ha perturbado su lecho la helada repentina?
¡Manten al Perro lejos de aquí, ya que es amigo de los hombres,
o con sus uñas volverá a desenterrarlo!
¡Tú! ¡Hipócrita lector! - ¡Mi igual, mi hermano!"

[...]


Traducción de Jesús Ruiz.


17 de abril de 2009

Música: Radio Raheem

Radio Raheem, personaje de la película Do the Right Thing.


Feliz día.

Hace algún tiempo, mi gran amiga MJ me regaló un CD titulado Mariatchi Boogie. Se trata de un recopilatorio producido en 2006 por "Manu Chao, Aitzi y los lokos de la calle Codols", y podéis conseguirlo por 5 € en el Bar Mariatchi, en el barrio gótico de Barcelona (la dirección exacta es C/ Codols, 14). Espero que hayan vuelto a abrir ya, porque lo último que oí fue que lo cerraron por los motivos de siempre.

El disco trae 19 pistas que constituyen un buen recorrido por el circuito musical mestizo independiente de la Ciudad Condal de aquella época -no tan lejana- y además una preciosa colección de imágenes, aromas y sonidos de la Barcelona más gamberra. La verdad es que siempre me ha encantado, entre otras razones porque no resulta fácil hacerse con música de este tipo. Aunque es cierto que donde mejor debe disfrutarse es en la calle, por los rincones del Raval o bailando en la plaza del tripi. El caso es que el CD incluye temas de, por citar algunos, Che Sudaka, Pegatina Sound System, Fufü-ai, B. Roy & Magdid, Tates' Emotions o Manu Chao, que se inventa un mambo rumbero infinito que os recomiendo escuchar.

El tercer corte del disco, una optimista chancha de los Radio Raheem, está por el Chinchibox:


Según la web del Radiochango, chancha significa algo parecido a chiripa; una suerte increíble, vamos. Es el nombre que el grupo le ha dado a la clase de música que hacen (siempre hay algún gilipollas que pregunta), producto de la fusión entre el ska, el punk, el reggae y otros muchos y más variados estilos.

Y, efectivamente, el nombre de la banda fue tomado de aquel entrañable personaje de la película Do the Right Thing (Haz lo que debas; 1989), de Spike Lee. Para aquellos que no hayáis visto la película, aquí tenéis la escena en la que Radio Raheem narra la historia del amor y el odio:


También podéis encontrarla en versión original:


Sed felices. Un abrazo.

13 de abril de 2009

Sexus

Henry Miller: Man on Fire
(óleo de Conrad Stryker)


CAPITULO PRIMERO

Debió de ser un martes por la noche cuando la conocí: en el baile. Fui a trabajar por la mañana, tras haber dormido una o dos horas, como un sonámbulo. El día pasó como un sueño. Después de cenar, quedé dormido en el sofá sin haberme quitado la ropa y me desperté hacia las seis de la mañana siguiente. Me sentía como nuevo, puro de corazón y obsesionado con una idea: conseguirla a toda costa. Mientras atravesaba el parque, iba preguntándome qué clase de flores le enviaría con el libro que le había prometido (Winesburg, Ohio). Pronto iba a cumplir treinta y tres años, la edad de Cristo crucificado. Tenía por delante toda una vida nueva, si era capaz de arriesgarlo todo. En realidad, no había nada que arriesgar: estaba en el último peldaño de la escala, era un fracasado en todos los sentidos de la palabra.

Así pues, era sábado por la mañana, y para mí el sábado ha sido siempre el mejor día de la semana. Vuelvo a sentirme vivo, cuando otros están muriéndose de cansancio; para mí la semana comienza con el día de descanso de los judíos. Desde luego, no tenía la menor idea de que aquella iba a ser la gran semana de mi vida. Lo único que sabía era que el día era propicio y memorable. Dar el paso fatal, arrojar todo a los perros, es en sí una emancipación: en ningún momento se me ocurrió pensar en las consecuencias. Rendirse absoluta, incondicionalmente, a la mujer que se ama es romper todas las ataduras, salvo el deseo de no perderla, que es la más terrible de todas.

Pasé la mañana pidiendo prestado a diestro y siniestro, envié el libro y las flores, y después me senté a escribir una larga carta que entregaría un repartidor especial. Le decía que le telefonearía luego, por la tarde. A mediodía salí de la oficina y me fui a casa. Estaba terriblemente inquieto, casi febril de impaciencia. Esperar hasta las cinco era una tortura. Volví al parque, sin pensar en nada mientras caminaba a ciegas por los prados y hasta el lago, donde los niños hacían navegar los barcos. A lo lejos se oía una orquesta; me traía recuerdos de mi infancia, de sueños apagados, añoranzas y penas. Una rebelión abrasadora y apasionada me henchía las venas. Pensé en grandes figuras del pasado, en todo lo que habían realizado a mi edad. Las ambiciones que hubiera podido tener habían desaparecido; lo único que quería hacer era ponerme enteramente en sus manos. Por encima de todo quería oír su voz, saber que seguía viva, que todavía no me había olvidado. Poder meter una moneda en la ranura cada día de mi vida a partir de entonces, poder oírle decir: "Hola", eso y nada más era lo máximo que me atrevía a esperar. Si me prometiera eso, y cumpliese su promesa, no importaría lo que ocurriera.

A las cinco en punto me apresuré a telefonear. Una voz con acento extranjero y extraordinariamente triste me informó de que no estaba en casa. Intenté averiguar cuándo estaría, pero colgaron. La idea de que estaba fuera de mi alcance me volvía loco. Telefoneé a mi mujer para decirle que no iría a cenar. Recibió la noticia con su desagrado habitual, como si no esperara de mí otra cosa que decepciones y aplazamientos. "¡Ojalá se te atragante, so puta!", pensé para mis adentros y colgué. "Por lo menos sé que no te deseo a ti, ni nada de ti, muerta o viva." Se acercaba un tranvía descubierto; sin pensar hacia dónde iba, monté y me dirigí al último asiento. Seguí montado dos horas y sumido en un profundo trance; cuando volví en mí, reconocí la heladería árabe cercana al puerto, bajé, caminé hasta el muelle y me senté en un larguero a mirar la gran greca del Puente de Brooklyn. Todavía quedaban varias horas por matar antes de atreverme a ir al baile. Mientras contemplaba con la mirada perdida la orilla opuesta, mis pensamientos derivaban sin cesar, como un barco sin timón.

Cuando por fin me recobré y me alejé tambaleándome, era como un hombre bajo los efectos de un anestésico que hubiera conseguido escapar de la mesa de operaciones. Todo parecía familiar y, sin embargo, carecía de sentido; tardé una eternidad en coordinar unas pocas impresiones simples que por cálculo reflejo ordinario significarían mesa, silla, edificio, persona. Los edificios sin sus autómatas son aún más sombríos que las tumbas; cuando se dejan las máquinas inactivas, crean un vacío más profundo que la propia muerte. Yo era un fantasma que se movía en un vacío. Sentarse, pararse a encender un cigarrillo, no sentarse, no fumar, pensar o no pensar, respirar o dejar de respirar, eran una y la misma cosa. Cáete muerto y el hombre que va detrás de ti pasa por encima de tu cadáver; dispara un revólver y otro hombre te dispara a ti; grita y despiertas a los muertos, que, cosa curiosa, también tienen pulmones potentes. Ahora el tráfico va de este a oeste; dentro de un minuto irá de norte a sur. Todo sigue su curso ciegamente, de acuerdo con las normas, y nadie llega a ningún sitio. Entra y sal, sube y baja tambaleándote y bamboleándote; unos salen como moscas, otros entran como enjambres de mosquitos. Come de pie, con ranuras, palancas, monedas grasientas, eructa, límpiate los dientes con un palillo, ladéate el sombrero, anda vacilante, resbala, tambaléate, silba, levántate la tapa de los sesos. En la próxima vida seré un buitre que se alimente de carroña suculenta: me posaré en lo alto de los edificios elevados y me lanzaré en picado y como una exhalación en cuanto olfatee la muerte. Ahora estoy silbando una tonada alegre: las regiones hepigástricas están en paz. Hola, Mara, ¿cómo estás? Y ella me dedicará la enigmática sonrisa, y me estrechará en un cariñoso abrazo. Eso ocurrirá en un vacío bajo potentes reflectores con tres centímetros de intimidad que dibujen un círculo místico a nuestro alrededor. [...]

Henry Miller (1891-1980)
Sexus (1949)

9 de abril de 2009

Una publicitaria en apuros


Revolucionario será aquel que pueda revolucionarse a sí mismo.

LUDWIG WITTGENSTEIN


Piedad Morillas Santamaría. Así se llama esta intrépida publicitaria en apuros que ha tomado la decisión de no sucumbir ante el desolador panorama laboral actual. Piedi no quiere rendirse. No está dispuesta a dejarse apesadumbrar. En su divertidísimo blog hay sobrados ejemplos de humanidad y, sobre todo, una gran oportunidad para cualquier contratista publicitario que crea en el valor del capital humano:


Mucha suerte, Piedad.

Y muchas gracias.

6 de abril de 2009

Música: Los Planetas


Hola...

...os tengo abandonados, lo sé; lo siento. Mucho trabajo y algo de tristeza. Son momentos de cambio.

Tristeza y cambio son lugares comunes en la literatura musical de Los Planetas, conjunto que rescato del desván de la memoria gracias a José Luis Díez, quien de vez en cuando se encarga de recordarme quién soy y de dónde procedo:


Este fantástico tema, titulado Un buen día, me recuerda a aquello que decían los Smiths en su canción Panic: "[...] Burn down the disco / Hang the blessed DJ / Because the music that they constantly play / It says nothing to me about my life [...]". Quiero decir que Un buen día sí habla de mi vida, de la vuestra, de una realidad que todos hemos vivido, con más o menos matices, alguna vez:


[...] He estado durmiendo hasta las seis
y después he leído unos tebeos de Spiderman
que casi no recordaba.
Y he salido de la cama.

He puesto la tele y había un partido
y Mendieta ha marcado un gol
realmente increíble.

Y me he puesto triste
el momento justo antes de irme. [...]


Un buen día es el décimo corte del LP Unidad de desplazamiento, que fue grabado y producido por Kurt Ralske en Zabriskie Point (NYC) allá por Enero de 1998, y publicado en 2000 por BMG Ariola. Espero que os entretenga.

Abrazos para todos.