Rabat, 5 de Septiembre de 2008
Sin riesgo no hay gloria
Ahora como en Triq San Katalou, y aunque no hablo maltés me atrevo a urdir conjeturas idiomáticas y decido que es la "calle de Santa Catalina". Me encuentro en la terraza de una especie de snack bar, el Beer Belly. He pedido una Cisk y una tortilla de bacon y champiñones. Me pediré otra cerveza; en total, el almuerzo me saldrá por 9,60 €.
Creo que me he sentado aquí por el nombre del establecimiento, que podría ser el de una ruidosa taberna o el de un lupanar caravaggista frecuentado por infames piratas de agua salada. Aunque la tortilla no está nada mal, tampoco está como para lanzarse a bailar mandalas en torno a la estatua que domina la plaza, la cual no representa, desde luego, a Santa Catalina. Más que nada porque tiene barba.
A un lado de la plaza hay aparcado un Peugeot 106 de cuatro puertas y color blanco. Sobre la luna delantera, un vinilo adhesivo algo macarrilla dice: TO WIN YOU HAVE TO SUFFER. Algo así como "sin sacrificio, no hay victoria", o "sin riesgo, no hay gloria". Una cita interesante, pero muy bien afilada. Como cualquier otro filo, posee dos caras bien diferenciadas.
He podido echar un vistazo a las catacumbas de San Pablo y a las de Santa Ágata. Las primeras son más espectaculares, por su distribución y amplitud; las segundas acogen y conservan aún, en mejor o peor estado, varios frescos realizados durante las primeras décadas de la era cristiana.
Catacumbas de San Pablo en Rabat (Malta) *
Rabat es una bonita ciudad; me recuerda brevemente a Arlès. Bebo un café con hielo que sabe a pantano en un bareto de barrio, junto a tres chavales jóvenes que me observan de reojo como si fuera a sacar de la bandolera una katana extensible en cualquier momento. Me voy a Mdina.
Mdina, 5 de Septiembre de 2008
Con gran sosiego
Mdina es una hermosa ciudad fortificada; al igual que Pedraza y otras muchas de su clase, posee una gran entrada principal arcada, y varias portezuelas secundarias que atraviesan sigilosamente la gruesísima muralla, en diversos puntos de su recorrido. Es un lugar reposado, capaz de relajar a los turistas más bulliciosos, que encuentran cierto sosiego entre sus titánicas paredes.
Estaba escribiendo, acuclillado junto a la muralla oeste, cuando se me ha acercado Salvatore, un artista italiano que indicaba a otro tipo -también bastante característico y con cara de llamarse Saturno- cómo comenzar el dibujo de un precioso palacete. Así que nos hemos puesto a charlar. Me cuenta que procede de Italia, aunque vive en Mosta (que está a unos cuantos kilómetros de aquí), y me ofrece su tarjeta. Yo no le ofrezco la mía porque no llevo ninguna, pero prometo llamarle al pasar por Mosta. (Nunca le llamé, tal vez porque pensé que me quería fornicar, pero sí le escribí un correo electrónico al llegar. Me respondió, e independientemente de los prejuicios sexuales que yo pueda albergar, sé que es una estupenda persona).
Panorámica de Mdina (acuarela de John Martin Borg)
La Valeta, 5 de Septiembre de 2008
Dos amantes
[...] Al regresar a La Valeta he decidido internarme un poco en Floriana, la ciudad tras las puertas, y le he echado un ojo a la iglesia, que es bastante respetable para tratarse de la diócesis de un pequeño pueblo como es éste. Según he podido leer, el lugar fue bautizado así en honor al ingeniero militar responsable de la edificación de las murallas, el italiano Pietro Paolo Floriani. La iglesia está consagrada a San Publio, primer obispo del país, quien se supone recibió a San Pablo tras su naufragio.
Ahora disfruto de una pinta junto a la Concatedral de San Juan. Se ha hecho de noche. Un británico toca el saxo. En la mesa frente a mí, una pareja se ama. Dicen que el verdadero amor se experimenta únicamente cuando el amante es capaz de ejercer sin esperar absolutamente nada a cambio -ni siquiera una correspondencia. Hablo del amor incondicional. Del mismo modo, considero que la vida sólo puede ser vivida en todo su esplendor una vez que el viviente acepta que carece de todo sentido, en cualquier instante específico o a lo largo de los eslabones, congruentes o no, que encadenan los sucesos de que se compone. Porque el tomarse una cerveza fresquita en la noche beltina (adaptación particular del maltés), descalzo y cómodamente reclinado en una silla de mimbre, ¿qué objetivo persigue, al margen de la pura satisfacción personal? [...]
Me dirijo al hotel cuando me topo con el local más animado que he podido conocer hasta ahora en la ciudad. Está justo al lado del British Hotel, en la linde opuesta de Victoria Gate. Se llama The Bridge Café (Café del Puente) y desde su estrecha terraza fluye un jazz muy decente, interpretado en directo por cierto grupo musical.
Me flipan los balcones malteses.
4 http://www.florianalocalcouncil.com/
* Las fotografías de las catacumbas de San Pablo y Santa Ágata han sido tomadas por los hermanos Triolet, dos franceses amantes de lo subterráneo, cuya web podéis visitar accediendo al siguiente enlace: (http://prilep.club.fr/index.htm).
No hay comentarios:
Publicar un comentario