Uno de los autobuses con la publicidad de la British Humanist Association (Fotografía tomada de la web del diario El País)
Dad, pues, al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
JESUCRISTO
Hola,
Leo esta mañana en los diarios digitales que la influyente Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) clausuró ayer el X Congreso Católicos y vida pública, en el que por vez primera se aprobó un manifiesto colectivo que lamenta, entre otras cosas, el laicismo ideológico en Occidente.
Sigo leyendo y me encuentro con el párrafo central del susodicho manifiesto: "No podemos dejar de denunciar que en la España actual no se respeta el sacrosanto derecho a la vida, ni en las inicuas leyes del aborto y de la eutanasia ni en los no menos inicuos proyectos del suicidio asistido y de la manipulación abyecta de las fuentes de la vida humana. En la España actual no se respeta como es debido a la familia y a sus valores ni el único matrimonio verdadero; no se respeta el inalienable derecho que los padres tienen a educar a sus hijos según sus propias convicciones religiosas y morales".
Al parecer, los propagandistas católicos (entiendo que existirán numerosos católicos, practicantes o no, apropagandistas) se sienten injustamente tratados, o creen que su confesión está siendo inmerecidamente vilipendiada, por aquello que llaman "el contexto de laicismo ideológico" propio de la sociedad occidental.
Me parece correcto. Este colectivo tiene, como cualquier otro, derecho al ejercicio, inmune a toda coacción de los poderes públicos, de aquellas actividades que constituyan manifestaciones o expresiones del fenómeno religioso.
El problema es que éste colectivo, así como otros grupos afines, son aglutinados (y en la mayoría de casos, incluso organizados y gestionados) por una institución aún poderosa en España -la iglesia católica- que pretende incidir en los puestos de decisión política para lograr sus objetivos. Y mientras ellos están relativamente bien organizados, los ateos, que estamos cada vez más hasta el gorro de que éstos valores invadan determinados aspectos de la vida pública (derecho, educación, sanidad, etc.), nos encontramos a menudo indefensos, desorganizados y carentes de conciencia activa. Y eso que estamos en España, un estado aconfesional, porque en países como Estados Unidos, por ejemplo, los ateos están todavía, como quien dice, saliendo del armario.
Por todo ello, me alegra mucho haber descubierto una de las iniciativas de la British Humanist Association (la Asociación Humanista Británica, organización que pretende acabar con la intromisión de la religión -sea cual sea- en la ley, la educación y los medios de comunicación británicos). Se trata de una acción publicitaria titulada Atheist Bus Campaign (campaña del autobús ateo) y consiste en colocar un mensaje publicitario en 30 autobuses urbanos londinenses con el siguiente eslógan:
THERE'S PROBABLY NO GOD.
NOW STOP WORRYING AND ENJOY YOUR LIFE.
Es decir, "Probablemente no hay dios. Así que deja de preocuparte y disfruta de la vida". La primera campaña ateísta en Reino Unido ha sido financiada con donaciones de contribuyentes anónimos, y ha resultado un gran éxito (el objetivo inicial, recaudar las 5.500 libras que ha supuesto el coste de la campaña, fue cubierto en apenas dos horas, y dos días después ya se había recaudado una cantidad diez veces superior). Pero, tal como recoge la prensa digital, no se trata de un hecho aislado. La pasada semana dio comienzo una acción publicitaria similar en Washington, también con el autobús como soporte, pero con una cobertura mucho mayor (200 autobuses). En este caso, el eslógan escogido por la American Humanist Association ha sido el siguiente:
Why believe in a god?
Just be good for goodness' sake.
Que significa "¿Por qué creer en un dios? Sé bueno simplemente por la propia bondad", un gran claim que incide directamente sobre una de las principales razones de ser de la religión (sé bueno no por la propia bondad, sino para ganar una vida eterna en el paraíso).
Considero que es necesario que los ateos nos organicemos no para hacer frente a la religión, sino para evitar que muchos de sus absurdos principios sigan lastrando el lógico desarrollo de nuestra civilización. En palabras de Hanne Stinson, miembro de la British Humanist Association, "los donantes sienten que no tienen voz, que el gobierno y la sociedad presta demasiada atención a la religión y a sus líderes, mientras que a los que no son religiosos se les ignora".
En un mundo en que un gran número de líderes religiosos pretende influir en la política por considerar que ésta necesita cierta legitimación religiosa, en el que exigen que la ética se fundamente en un ser trascendente, en el que solicitan de manera expresa la intervención de la religión en la vida privada (incluso en los debates legislativos), es necesario movilizarse. Porque cada cual tiene derecho a expresar sus creencias como mejor desee, pero nadie debería tener derecho a imponer dichas creencias a los demás seres humanos.
Como dice el teólogo Juan José Tamayo, de la Universidad Carlos III (UC3M), "hay que distinguir la religión, que es construcción social, de la experiencia religiosa, que es personal".
Feliz día; un fuerte abrazo.
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